Kelly
Coordinadora de admisión
Soy mexicana, he vivido la mayor parte de mi vida en un pequeño puerto en Jalisco, llamado Puerto Vallarta, sin embargo, nací en Portland, Oregon. Mis padres se mudaron a ese país con la idea, al igual que muchas personas, de cambiar su vida, de tener mejores oportunidades, un mejor trabajo y mejores condiciones de vida en general y afortunadamente así fue por un tiempo. Después de algunos años, decidieron regresar a México, porque echaban de menos a la familia y en realidad no tenían un estatus legal para vivir en Estados Unidos y tenían la constante preocupación del porvenir.
Ahora, al ser consciente del estilo de vida que mis padres llevaban en el país vecino, me doy cuenta de que tuvieron mucha suerte, no les hizo falta nada, sin embargo, no todos los inmigrantes corren con esa suerte, muchos no logran cumplir ese sueño americano con el tanto sueñan y son detenidos en el camino. Cuando acuden a nosotros, tenemos la enorme oportunidad de hacer una diferencia en sus vidas, de ayudarles a llegar a la meta y brindarles la tranquilidad que tanto buscan.
El mundo es uno, sin importar dónde estemos parados, somos el mismo individuo aquí o en cualquier otro país, y como tal merecemos ser respetados, ser tratados con dignidad y vivir con tranquilidad, eso es lo que quiero transmitirle a cada persona con la que hablo, quiero darles la seguridad de que estarán bien, y que en Lincoln-Goldfinch, haremos todo lo que podamos para que así sea.
Ayudar a personas que se encuentran en situaciones difíciles, me hace dar cuenta de que todos tenemos un propósito en la vida y eso me hace sentir plena y comprometida, porque sé que lo que hago, por muy grande o pequeño que sea, tiene un efecto positivo en las vidas de las personas.